La percepción del dolor varía de persona a persona, pero la mayoría de los clientes describen la sensación como un ligero hormigueo o como el chasquido de una banda elástica contra la piel. Utilizamos técnicas de enfriamiento y, si es necesario, anestesia tópica para minimizar cualquier molestia.

El tiempo de recuperación puede variar, pero generalmente es mínimo. Los pacientes pueden experimentar enrojecimiento, hinchazón y una sensación similar a la quemadura solar en el área tratada, lo cual suele desaparecer en unos pocos días. Se recomienda seguir las instrucciones de cuidado post-tratamiento para optimizar la recuperación.

El número de sesiones requeridas depende de varios factores, incluyendo el tamaño, la ubicación, los colores del tatuaje y la profundidad de la tinta. En promedio, se necesitan de 5 a 10 sesiones, espaciadas de 6 a 8 semanas entre cada una para permitir que la piel se recupere y la tinta se disuelva adecuadamente.

Como con cualquier procedimiento estético, existen ciertos riesgos, aunque son mínimos. Los efectos secundarios pueden incluir cambios temporales en la pigmentación de la piel, enrojecimiento, hinchazón y, en raras ocasiones, cicatrización. Nuestro equipo toma todas las precauciones necesarias para minimizar estos riesgos.

Para prepararte para tu primera sesión, recomendamos evitar la exposición al sol en el área del tatuaje por al menos dos semanas antes del tratamiento. Mantén la piel hidratada y libre de cualquier producto cosmético el día de tu cita. Además, es aconsejable comer algo ligero antes de llegar para ayudar a mantener tus niveles de azúcar en sangre estables.